se cierne sobre cuerpos solitarios
que cuidan nuestros nobles sanitarios
con ahínco y de forma generosa.
La pandemia acechando peligrosa
combaten abnegados voluntarios
médicos, enfermeros, boticarios,
y tareas iguales de valiosas.
Esperando el final de la infección
están los ciudadanos confinados
para así mitigar la maldición.
Censurando el regalo a los privados
arreglemos aquella situación
y hagamos que no queden postergados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario