martes, 8 de octubre de 2019

Tras la búsqueda de un dios

Cuando inocente llegas a la vida
encuentras al inicio un bello sueño
y aguardando paciente está la muerte
quien marcará al final nuestro destino,
mientras, el miedo lleva a la conciencia
en busca de la eterna paz con Dios.

Algunos que se excusan en su Dios
y juegan en su nombre con la vida,
en la fe anclan la sórdida conciencia
para ocultar la oscuridad del sueño,
quedándose al arbitrio del destino
la espera y la caricia de la muerte.

Nunca nos llega un día antes la muerte,
ni existe la certeza de si hay Dios,
por todo ello asumimos que el destino
es lo que lleva a transitar la vida
mientras buscamos día a día un sueño
y el misterio que oculta la conciencia.

El mundo careciendo de conciencia
se muestra indiferente ante la muerte,
la maldad se disipa con el sueño
de la ambiciosa búsqueda de Dios
y el tiempo va abrazándose a la vida
sin saber dónde está nuestro destino.

No saber que se esconde en el destino
dejará al albedrío la conciencia
para buscar aquello que la vida
oculta más allá de nuestra muerte,
aunque se busque sin remedio a Dios
en la interioridad trivial del sueño.

Cuando no nos quedara ya ni el sueño
encubridor del pertinaz destino
ni la esperanza de encontrar a Dios,
mirando en la recóndita conciencia
donde alberga la sombra de la muerte,
se hallarán los valores de la vida.

Si la vida es pasión, amor o sueño
y la muerte es un trance del destino,
¿la conciencia nos hace ver a Dios?

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